- ¿Debería la Unión Europea exigir un test de valores Europeos a los que quieren obtener la nacionalidad?
- ¿Cuál es la política comercial común de la Unión Europea?
- ¿Qué tipo de control ejerce el TJUE?
- La falta de transparencia del BCE
- La justicia en la UE: La impunidad de los países miembros tiene un limite
Los E-Residentes de Estonia, las Startups bancarias & Fintech en la UE
Muchos e-residentes de Estonia, de los que 630 son españoles, a fecha de hoy, eligen usar startups del Fintech para sus necesidades bancarias, ya que ofrecen la apertura de la cuenta en línea, sin tener que mandar ningún papel por correo o “ir a firmar a ninguna oficina”, además de ofrecer mejores condiciones. Estamos a principios de una revolución bancaria que, si todo va bien, será la alternativa a la banca tradicional, sobre todo para los autónomos y las empresas tecnológicas, lo que tiene sentido, ya que no se puede estar en un universo tecnológico avanzado y seguir confiando en bancos incapaces de estar al nivel tecnológico.
Un IBAN como cualquier otro banco
Esas instituciones ofrecen cuentas bancarias como la banca tradicional, con IBAN propio y en línea. A veces, puede ser que el IBAN sea de otro país comunitario, pero la ley impide que se rechacen transacciones por no tener una cuenta en el país. Las multas pueden ser bastante altas, si los formularios de domiciliación bancaria no funcionan, por no reconocer un IBAN comunitario.
Más allá del servicio bancario
Muchas de esas Fintech operan a nivel global y ofrecen por defecto plataformas, donde no “hay que configurar ninguna función”, o donde no hay que “llamar al del departamento de comercio exterior”, como lo hace el moribundo Banco Popular, para poder hacer transacciones comunitarias o internacionales.
Además, muchas ofrecen servicios integrados de comercio electrónico (tienda online con pagos con tarjetas), de facturación y de contabilidad, ahorrando tiempo y dinero a los autónomos o empresas con estructuras pequeñas, como consultores, desarrolladores web, diseñadores gráficos etc…
No todo son ventajas
Al contrario de los bancos, las Fintechs NO PUEDEN PRESTAR DINERO, por lo menos no pueden usar el dinero de los usuarios para ofrecer créditos.
Acabo de usar una expresión que refleja el carácter online y tecnológico de dichas entidades: usuarios en vez de clientes. ¿Podría significar que el usuario, además de ser el futuro cliente, para algunas plataformas, sea también el cliente del futuro? Es decir, aquella persona que lo usa o utiliza, además de comprar, lo que lo hace más fiel todavía.
Volviendo al tema del crédito, básicamente, los riesgos son distintos a los de la banca tradicional, pero, aunque no estén dentro del marco de los depósitos asegurados, entre 100.000€ y 120.000€ por cliente/cuenta, están obligados a proteger a sus clientes usando otros métodos, como por ejemplo segregándolos de las cuentas que la entidad usa para operar.
Entonces, ¿dónde está el negocio?
Además de no tener gastos elevados de estructura, por la fuerte automatización de los procesos y por el número de empleados reducido en la parte tecnológica, suelen cobrar una tasa por uso de tarjetas y por gestión de la cuenta. Claro, el BBVA, a partir de un número de transacciones no cobra nada. Pero a costa de otros problemas que surgen de una mala gestión. Y pagar 20 – 30 euros al mes para tener servicios añadidos como aplicaciones para vender online, programas integrados de facturación y de contabilidad, es muy poco.
Rizando el rizo, y contestando a aquella persona que preguntó una vez por qué iba a poner su dinero en manos de entidades que están fuera del país, diría que Europa ya no está tan “fuera del país” como antes, pero los mecanismos de defensa de los clientes funcionan mejor que a nivel local. Y si una entidad quiere tocar nuestro dinero, tendrá que usar mecanismos Europeos mucho más complejos, es decir, procedimientos europeos para acceder a nuestras cuentas, demostrando que no están por encima de las leyes Europeas, lo contrario a lo que muchas entidades locales, de sus respectivos países, suelen creer.
Y sin ánimo de ofender o de herir sensibilidades políticas, algunos políticos han usado el escudo europeo, “trasladándose” al país vecino, para librarse de interpretaciones controvertidas del derecho en sus respectivos países. Esas Fintechs proponen lo mismo, no para huir de nuestras obligaciones, sino para tener tiempo de defenderse y teniendo como testigo o arbitro a una entidad supranacional, que suele pensar más en el ciudadano que en sus respectivos procedimientos.